MUJERES SIN FATIGA

Las chicas de Fatiga Fútbol Club tienen hinchada.

Cuando se reunieron por primera vez en una plaza de Caballito en 2017 no tenían más que una ilusión: hoy son un equipo sólido, con un campeonato adentro y mucha movida. A pesar de años y años de exclusión del fútbol femenino de los relatos y las instituciones, ellas escribieron su propia historia (que hoy, es contada). Una fría noche de julio y sin experiencia previa, cinco mujeres entablaron su primer relación directa con la pelota. Al poco tiempo,
arrancaron los amistosos y en un santiamén, el primer campeonato de
fútbol 5. La victoria en el debut marcaría su destino. No perdieron ningún partido del campeonato “Turenita” hasta el round final, donde los nervios jugaron su carta y cambiaron la suerte. Sin embargo, el esfuerzo dió su fruto y las Fatigas ascendieron de categoría. Hasta acá, todo es hermoso pero aún no se ha dicho lo más importante. El equipo está formado por mujeres muy diversas entre sí, en todo sentido. Algunas de ellas son madres, algunas solo tías, otras recién pisan los 25, otras los 40, son Trabajadoras de diferentes rubros y formaron el vínculo que hoy las une, jugando. Todos los domingos en las gradas, sus novios, hijos y amigos, se sientan y esperan que suene el silbato para verlas en acción. Su nexo previo no fue más que ser conocida de conocida, familiar de, compañera de alguna clase, etc. El fútbol fue el disparador de la unión; las convocó y ellas lo convirtieron en pasión, comunidad y familia. Comenzó con Flawer, la Tía, Blonda, Nati, la Colo y Male. Luego, una tarde cualquiera, se sumó Wendy, al verlas entrenar cerca de su casa. Finalmente, aparecería Marce a cubrir una suplencia que la volvió integrante permanente y Nina, la 10. Es que sí, aunque años haya sido invisibilizado, las mujeres amamos el fútbol y también lo jugamos, aún trabajando, estudiando y siendo madres. ¿Qué es lo que las describe mejor? Su frase de presentación: “Somos todas muy diferentes pero juntas somos maravilosas”.